EVANGELIO DEL DÍA JUEVES 23 DE MARZO DEL 2017

                 

 

       Lucas 11, 22: “En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio: se trataba de un hombre mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar y la gente quedó admirada. Pero algunos de ellos dijeron: «Este echa a los demonios con el poder de Belzebú, jefe de los demonios.» Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Una nación dividida corre a la ruina, y los partidos opuestos caen uno tras otro. Si Satanás también está dividido, ¿podrá mantenerse su reino? ¿Cómo se les ocurre decir que yo echo a los demonios invocando a Belzebú? Si yo echo los demonios con la ayuda de Belzebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos apreciarán lo que ustedes acaban de decir. En cambio, si echo los demonios con el dedo de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando el Fuerte, bien armado, guarda su casa, todas sus cosas están seguras; pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y distribuirá todo lo que tenía. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

El Evangelio de hoy Lucas capítulo 11, versos 14 al 23 encontramos a Jesús que estaba expulsando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. Pero algunos dijeron: si echa los demonios es por arte de Belcebú, el príncipe de los demonios. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él leyendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino, en guerra va en ruina y se derrumba… Ustedes dicen que yo echo los demonio con el poder de Belcebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, sus hijos ¿por arte de quién los echan? Pero, si yo los echo los demonio con el dedo de Dios esto prueba que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

Jesús vino a traernos el proyecto salvador de Dios. Él no vino a juzgar ni a condenar y si a anunciar la salvación y la liberación. Quien no acepta a Jesús como el Mesías salvador cierra su corazón al amor salvífico de Dios Padre bueno. Jesús responde a la acusación que le hacen a causa del exorcismo realizado, señalando que lo hacía por el poder que le concedió su Padre del cielo, el único que puede vencer a Satanás liberando a la persona humana de todo mal.

Es necesario que nuestra adhesión al proyecto de Dios sea claro y definitivo: El que no recoge conmigo, desparrama. En la lucha contra las fuerzas del mal no caben actitudes u omisiones neutras, en una comunidad, todas las divisiones internas son perjudiciales.

El Concilio Vaticano II, para expresar esta realidad, habla de la unidad y la unicidad de la Iglesia así como de la unión de los cristianos. El amor de Dios para con nosotros se manifestó en que el Padre envió al mundo a su Hijo unigénito para que, hecho hombre, regenera todo el género humano con la redención y lo congregara en unidad (cfr. Unitatis redintegratio, 2).

Si alguno de nosotros no está comprometido con Cristo en la lucha contra el mal, se coloca a servicio de Satanás y del pecado. Pidamos pues, que la gracia, el amor y la paz de Dios Padre, este con nosotros, y que la luz de su Espíritu ilumine nuestra mente y corazón para que podamos comunicar con alegría el mensaje de salvación. Amen.