EVANGELIO DEL DÍA LUNES 26 DE FEBRERO DEL 2018

 

  Lucas 6,36-38:“En aquel tiempo,Jesús dijo a sus discípulos: “sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará; se les echará en su delantal una medida colmada, apretada y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan, serán medidos ustedes.»

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia Universal celebra hoy, entre otros Santos, la fiesta en honor a San Porfirio, Obispo de Gaza, difundió el Evangelio en Fenicia actual Líbano. Ejerció el Episcopado por 24 años, piadoso desprendido con sus bienes personales, gran difusor de la vivencia  del Viacrucis en Jerusalén y en el Calvario. Murió el 26 de febrero del año 421.

Por su parte la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio según San Lucascapítulo 6, versos del 36 al 38. En el que se narra las instrucciones dadas por JESÚS, a sus discípulos sobre el tema de la misericordia, el perdón y la solidaridad. Y es que el Evangelista Lucas subraya los temas de la misericordia, de la mansedumbre y de la generosidad como valores importantes en el seguimiento de JESÚS.

El punto de referencia es Dios Padre, porque nuestra perfección está en imitar al Padre, ya que la manera de ser de Dios es la misericordia, o sea, la capacidad de conmoverse ante la pobreza y la angustia de sus criaturas, para colmarlas de lo que sólo ÉL puede comunicarles. Y es que la compasión significa asumir la dura realidad del otro, para comprender su situación y ayudarle a salir de ella. Teniendo claro que la compasión está íntimamente relacionada con la solidaridad fraterna que es un signo característico de toda la comunidad cristiana.

A esta misericordia se opone la actitud del que se hace juez de sus hermanos. Juzgar y condenar es una actitud de todos los seres humanos. JESÚS, propone el perdón como actitud alternativa y la generosidad que derrumbe todo egoísmo acaparador y arribista que tanto seduce a los seres humanos. Por eso es que la expresión “se les echará en su delantal una medida colmada, apretada y rebosante”. He aquí los valores supremos del Evangelio que debe estar como telón de fondo en el proceso de nuestra conversión. JESÚS se refiere a la manera como Dios conduce el proceso de nuestras vidas y en el que cada esfuerzo nuestro, está doblemente gratificado. Aunque tal vez cueste más creer en sus atenciones con respecto a los problemas concretos que nos preocupan, que en las recompensas del cielo.

El contexto social y cultural donde interactuamos diariamente vive una realidad totalmente contraria a las enseñanzas de JESÚS: el acaparamiento, las ventas de productos con sobreprecio, las ventas del propio dinero, las extorsiones, la usura, la indiferencia ante el dolor ajeno. El deseo de venganza que se traduce en violencia de todo género, parecieran “el pan nuestro de cada día”, y ha llevado a pensar que es algo normal, es decir que nos hemos acostumbrado tanto a esta situación de antivalores, por lo que el mensaje del Evangelio suena como una quimera o utopía difícil de realizarse.

Por eso es que la confrontación con esta Palabra, nos genera un compromiso existencial con JESÚS, ya que una vez más Él nos invita a ser testigos en la adversidad, es decir a voltear los antivalores en lo necesario para la vida y para construir la “civilización del Amor”, asumiendo en nuestras relaciones diarias con nuestros semejantes una actitud de solidaridad,  de generosidad, de perdón y de reconciliación, en la seguridad de que si lo hacemos aun a costa de generar rechazos y burlas, vamos a estimular a otros a hacerlo y  estaremos dando inicio a un esfuerzo transformador de las estructuras del mal que carcomen nuestra sociedad.

Señor Tu bondad nos enseña a ser bondadosos, Tu perdón nos enseña a ser misericordiosos, y Tus dones nos invitan a ser generosos. Que Tu fidelidad sane nuestras infidelidades y que Tu Amor nos de fuerza para combatir nuestras indiferencias. Amen.