EVANGELIO DEL DÍA MARTES 15 DE MARZO DEL 2016

 

JUAN 8, 21-30:” En aquel tiempo Jesús dijo a los judíos: «Yo me voy y ustedes me buscarán. Pero ustedes no pueden ir a donde yo voy y morirán en su pecado.» Los judíos se preguntaban: « ¿Por qué dice que a donde él va nosotros no podemos ir? ¿Pensará tal vez en suicidarse?» Pero Jesús les dijo: «Ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.  Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Yo les digo que si ustedes no creen que Yo soy, morirán en sus pecados.» Le preguntaron: «Pero ¿quién eres tú?» Jesús les contestó: «Exactamente lo que acabo de decirles. Tengo mucho que decir sobre ustedes y mucho que condenar, pero lo que digo al mundo lo aprendí del que me ha enviado: él es veraz.» Ellos no comprendieron que Jesús les hablaba del Padre. Y añadió: «Cuando levanten en alto al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que sólo digo lo que el Padre me ha enseñado. El que me ha enviado está conmigo y no me deja nunca solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.» Esto es lo que decía Jesús, y muchos creyeron en Él”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

El conflicto entre las autoridades religiosas del templo de Jerusalén y Jesús se agudiza en estas últimas semanas de cuaresma, dejando ver el clima hostil que culminara con la muerte de Jesús.

En la lectura de hoy, Juan, capítulo 8, versículos del 21 al 30, tenemos la continuación del intenso diálogo entre Jesús y los jefes judíos. Jesús se encuentra en Jerusalén, en ocasión de la celebración de la fiesta de las Tiendas. El pronuncia sus palabras delante del Tesoro del templo. El Tesoro era un anexo del templo, en el cual eran guardadas las inmensas riquezas, acumuladas a partir del cobro de los impuestos y de las ofrendas del Pueblo.

Jesús inicia su intervención con esta advertencia: “Yo me voy, y me buscaran; y permanecerán en su pecado…si no creen que ‘YO SOY’… Donde yo voy, ustedes no pueden ir…”. Con estas palabras, Jesús denuncia el pecado de la ambición del dinero y del poder. Ciegos por esta ambición, las élites religiosas culminan su pecado llevando a Jesús a la muerte.

La afirmación “Permaneceréis en vuestros pecados”, significa el apego a la Ley que favorece los privilegios de las élites religiosas. Este apego lleva al rechazo de la verdad de Jesús y del Padre, que viene “de lo alto”, y que es la comunicación de la vida. Jesús, en comunión con el Padre, invita a todos a vivir en el amor y la misericordia.

Al afirmar: “YO SOY… Jesús solo dice lo que el Padre le enseñó”, Jesús declara su origen divino, aun cuando es rechazado por aquellos jefes del Templo y de las sinagogas. Lo que le agrada al Padre es, que como Jesús, vivamos en comunión de amor con los hermanos, promoviendo la vida donde ella esté amenazada.

Inspirados por los valores de la cuaresma entendemos que también tenemos que cuidar nuestro planeta, la “casa común”, luchando incluso contra la ambición del poder económico, con su “mercado global”.

Quien rechaza a Jesús está rechazando el don de la vida eterna. El trajo la vida plena a todos aquellos que creen que en Jesús se realiza el proyecto de Dios, en su amor a todos los hombres y mujeres, criaturas suyas.

Jesús es aquel que nos acompaña en todos los momentos de la vida, como Camino de amor que lleva al Padre. Por eso hoy acudimos humildemente al Padre para pedirle que nuestra fe en Jesús nos mueva a la solidaridad, particularmente con los hermanos más necesitados, dedicándonos a rescatar y cultivar la vida en todas sus manifestaciones y desde la concepción hasta el último instante. Amen.