EVANGELIO DEL DÍA MIERCOLES 21 DE SEPTIEMBRE DEL 2016 

    

 

   MATEO 9,9-13: “En aquel tiempo, Jesús, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: « ¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»”.

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

En la liturgia de hoy se celebra la fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista. En su Evangelio, capítulo 9, versículos 9 al 13, tenemos el relato de la vocación de Mateo, con la comida que ofreció a Jesús y a sus amigos. Después de haber llamado a los cuatro primeros discípulos, Pedro y Andrés, Santiago y Juan, Jesús caminando en Cafarnaúm, ciudad en la que vivía, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el mostrador  de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Este se levantó y lo siguió. Mateo ofreció, después de una comida en su casa y en la mesa con Jesús y sus discípulos fueron otros publicanos amigos de Mateo, que eran considerados «pecadores» por los fariseos.

“Cuando los fariseos vieron esto, se irritaron contra Jesús porque comía con publicanos y pecadores» Entonces Jesús dijo: «No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores».

Este relato del llamado de Mateo, con solo dos frases, se hace con brevedad para indicar su gran disponibilidad para seguir a Jesús. En los evangelios de Marcos y Lucas este hombre, que era un publicano, se llama Levi. Los publicanos eran recaudadores de impuestos y tenían contacto frecuente con los gentiles de Galilea y de las regiones vecinas. Por lo tanto, los jefes del judaísmo, que pensaban que eran justos, consideraban a los publicanos como pecadores e impuros.

Los «justos» son los hipócritas que se esconden detrás de las buenas apariencias; los «Pecadores» están excluidos y humillados. Jesús no duda en llamar al publicano Mateo a su grupo de discípulos. Mateo entonces invitó a Jesús a comer en su casa junto con sus colegas y amigos. La comida es un momento de comunión de vida y amor. Sin duda, es un motivo de gran alegría entre todos. Pero los fariseos apegados a las prácticas religiosas eran insensibles a esta alegría y llegaron a censurar a Jesús y sus discípulos.

Jesús se sienta a la mesa y come con los publicanos y pecadores. La mesa de Jesús es el banquete del Reino, en el que todos son acogidos con misericordia. Pidamos al Espíritu Santo para que interceda por nosotros y que Jesús nos llame a la mesa en la cual se comparte el amor y la vida, en comunión con Dios. Amen.